sábado, 17 de septiembre de 2016

Sitio arqueológico de Morazán

Morazán es un departamento de El Salvador ubicado en la zona oriental del país. Limita al Norte con la república de Honduras; al Sur y al Oeste con el departamento de San Miguel, y al Sur y al Este con el departamento de La Unión. Su cabecera departamental es San Francisco. Morazán comprende un territorio de 1 447 km y cuenta con una población de 181 285 habitantes.
En el departamento todavía se conservan rastros de la presencia de los paleoindios —primeros pobladores de El Salvador— en la Cueva del Espíritu Santo, un sitio arqueológico con pinturas rupestres en las cercanías del municipio de Corinto. En la época previa a la conquista española, Morazán estuvo habitado por indígenas lencas.
El municipio tiene una extensión de 94,99 km  y la cabecera una altitud de 820 msnm. La principal atracción del lugar es la Cueva del Espíritu Santo que contiene pinturas rupestres. Además, forma parte de la denominada «Ruta de la Paz», recorrido turístico en el departamento. Las fiestas patronales se celebran del 27 al 30 de junio en honor a San Pedro Apóstol 

Cueva del Espíritu Santo
La Cueva del Espíritu Santo fue ocupado por pueblos paleoindio durante el periodo paleoindio, es el primer lugar de evidencia humana en El Salvador.  Está ubicada en el pueblo de Corinto, departamento de Morazán. Es un abrigo rocoso que contiene pinturas rupestres. A solo 2 kilómetros del pueblo, Cerca de la entrada se encuentran unos bloques de roca, que posiblemente formaban parte del techo de la cueva, la cual fue más grande en la antigüedad.
Fue ocupado nuevamente por los lencas desde el preclásico medio (aprox.900-400 a. C.) hasta el posclásico (aprox.900-1540 d. C.), convirtiéndose en un sitio importante cultural y religiosamente; formándola parte de sus leyendas y tradiciones como el lugar de donde partieron los antepasados de Balam Colop (el cual es mencionado en el Popol vuh) el cual es según las leyendas y tradiciones el padre de todos los lencas.
El estilo de las pinturas de Corinto se parece mucho al del paleolítico sudamericano. Algunas de las figuras son de gran tamaño, y otras no más grandes que la palma de una mano, se encuentran a veces a varios metros de altura. En su gran mayoría son representaciones humanas, algunas de ellas llevan grandes penachos en la cabeza. También se encuentran manos dibujadas casi siempre de adultos, probablemente masculinos. Existen escasas representaciones de animales esencialmente de aves y dos figuras serpentinas. También algunas figuras que podrían representar unas plantas. La mayoría de representaciones son pintadas en rojo. Algunas están pintadas en amarillo o negro, otras están grabadas y unas pocas combinan las dos técnicas: grabado y pintura. Los colorantes utilizados son probablemente de origen mineral: ocres rojos y amarillos, o vegetal: madera carbonizada para el color negro. Las primeras investigaciones en este sitio arqueológico, fueron encabezadas por el científico salvadoreño Santiago I. Barberena.


Observatorio astronómico rupestre

Estos megalitos consisten en gigantescas piedras situadas sobre gigantescas piedras y se encuentran en un terreno privado, en una planicie cercana a la célebre cueva del Espíritu Santo. Detrás (hacia el oriente) hay un paredón pétreo y sube la montaña.
 La roca superior se apoya en dos puntos y hay un vano al centro. Hay dos claras alineaciones, una de tres megalitos y otra de cuatro, y varios otros “dólmenes”  dispersos, dos de los cuales presentan forma de hongos. tiene los cuatro puntos cardinales con base a los cuatro elementos clásicos,  oriente-fuego; poniente-tierra; sur-aire; norte-agua.
 Por la parte de arriba la cueva tiene forma de ave mirando al oriente, apuntando al fuego (el sol que les indica las estaciones).



Altar Ceremonial

El término ceremonia refiere a un acto solemne que se lleva a cabo según normas o ritos establecidos. En su sentido más básico es un ritual. Proviene del bajo latín ceremonia y del latín clásico "caeremonia": rito religioso, veneración o reverencia.
Se cree que en esa época los abrigos rocosos se utilizaban de forma ceremonial.


Pintura Rupestre

Una pintura rupestre es todo dibujo o boceto prehistórico que existe en algunas rocas y cavernas. El término «rupestre» deriva del latín rupestris, y éste de rupes (roca). De modo que, en un sentido estricto, rupestre haría referencia a cualquier actividad humana sobre las paredes de cavernas, covachas, abrigos rocosos e, incluso farallones o barrancos, entre otros. Desde este aspecto, es prácticamente imposible aislar las manifestaciones pictóricas de otras representaciones del arte prehistórico como los grabados, las esculturas y los petroglifos, grabados sobre piedra mediante percusión o erosión. Al estar protegidas de la erosión por la naturaleza del soporte, las pinturas rupestres han resistido el pasar de los siglos.
Se trata de una de las manifestaciones artísticas más antiguas de las que se tiene constancia, ya que, al menos, existen testimonios datados hasta los 40.000 años de antigüedad, es decir, durante la última glaciación. Por otra parte, aunque la pintura rupestre es esencialmente una expresión espiritual primitiva, ésta se puede ubicar en casi todas las épocas de la historia del ser humano y en todos los continentes exceptuando la Antártida. Las más antiguas manifestaciones y las de mayor relevancia se encuentran en España y Francia. Se corresponden con el periodo de transición del Paleolítico al Neolítico. Del primero de los periodos citados son las extraordinarias pinturas de la Cueva de Altamira, situadas en Santillana del Mar, Cantabria (España).
Estas pinturas —y las otras manifestaciones asociadas— revelan que el ser humano, desde tiempos prehistóricos, organizó un sistema de representación artística, se cree, en general, que está relacionado con prácticas de carácter mágico-religiosas para propiciar la caza. Dado el alcance cronológico y geográfico de este fenómeno, es difícil, por no decir, imposible, proponer generalizaciones. Por ejemplo, en ciertos casos las obras rupestres se dan en zonas recónditas de la cueva o en lugares difícilmente accesibles; hay otros, en cambio, en los que éstas están a la vista y en zonas expeditas y despejadas. Cuando la decoración está apartada de los sitios ocupados por el asentamiento se plantea el concepto de santuario cuyo carácter latente subraya su significado religioso o fuera de lo cotidiano. En los casos en los que la pintura aparece en contextos domésticos es necesario replantear esta noción y considerar la completa integración del arte, la religión y la vida cotidiana del ser humano primitivo.
                    

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